Tengo que confesarte algo, yo también tuve miedo a hablar en público y en este post te quiero compartir 7 claves que he aprendido durante aquellas experiencias.
Me gustaría empezar explicándote como funciona la emoción del miedo y qué efectos tiene en nosotros.
¿Cómo se produce el miedo a hablar en público?
El miedo es una de las emociones básicas del ser humano y como todas ellas, es necesaria. El miedo nos ayuda a protegernos ante una posible amenaza.
Todos tenemos miedos, y de entre todos ellos, el que más destaca es el miedo a hablar en público. Según diversas encuestas en Estados Unidos, la glosofobia o miedo a hablar en público, es la principal fobia, la primera en las listas, por encima incluso de miedos tan mediáticos como a las arañas, las alturas, a volar o incluso a la muerte misma…
Una de las habilidades necesarias para cualquier formador es dominar el arte de presentar y hablar en público. Esto es importante no solo para explicar conceptos y transmitir conocimientos, sino también para comunicar con pasión, emocionar y motivar.
Los miedos, son como el freno de mano de un coche que aunque pises el acelerador a fondo, no te van a dejar avanzar. En el momento que te libras de ellos, te vas a dar cuenta que vas a avanzar muy de prisa y vas a ser capaz de llegar a donde realmente quieres estar.
Los principales miedos que suele sentir una persona a la hora de hablar en público son:
- Miedo a no gustarle al público
- Miedo a quedarse en blanco o perder el hilo
- Miedo a ser criticado o que se rían de él
- Miedo a hablar frente a grupos numerosos
- Miedo a que se noten sus nervios
- Miedo a los imprevistos o conflictos
En definitiva: a perder la reputación, es decir, nuestra marca personal.
El miedo nos ayuda a estar alerta y preparados para dar lo mejor de nosotros mismos ante un auditorio. Se trata de atender a la intención positiva del miedo, es decir, el miedo te ayuda a ponerte en acción: miedo positivo. Sin embargo, cuando ese miedo nos bloquea, limita y paraliza se convierte en pánico o miedo negativo.
Algunos de los síntomas son:
- Marearse o sentir nauseas
- Quedarse sin voz
- Respiración agitada
- Desarreglos intestinales
- Sudor o temblor en las manos
Y el temor es que eso nos provoque:
- Pérdida de concentración
- Confusión de ideas
- Tartamudeo
- Hablar demasiado rápido y no hacer pausas
- Quedarse en blanco o bloqueado
La buena noticia es que en la actualidad hay muchas maneras de superarlo y conseguir hablar en público tranquilamente, con confianza y seguridad, controlando tu discurso, tu cuerpo, tu mente y por supuesto, también tu voz. Hablar en público con fluidez y soltura mejorará significativamente muchas áreas de tu vida, tanto personal como profesional.
¿Has experimentado alguna vez un mariposeo en el estomago cuando te dicen que tienes que hablar en público?
Si la respuesta es si, nos gustaría compartir contigo una serie de claves para convertir tu miedo en pasión por hablar en público.
Muchas veces, cuando nos piden que preparemos una presentación en público, taller o conferencia, lo primero que hacemos es calcular el tiempo que tenemos desde ese momento hasta el día del evento. A modo de mecanismo de defensa y con el fin de eliminar la ansiedad, nuestro cerebro intenta huir de esa situación y posterga o “archiva” esa tarea en el cajón. Pocos días antes de la formación o presentación decidimos ponernos a preparar el contenido, pero para entonces el tiempo se nos ha echado encima y nos damos cuenta de que aquella ansiedad archivada, ahora vuelve, pero multiplicada por mil a causa de la falta de tiempo y entramos en un bucle… por eso, la primera clave es:
1) La Preparación
Saber de qué vamos a hablar y cómo lo vamos a explicar es fundamental antes de impartir un taller o dar una conferencia. Aún a pesar de ser los expertos en la materia, es imprescindible dedicar un tiempo para preparar a conciencia nuestro discurso y todos los elementos que conforman nuestra intervención. “La mejor improvisación es la más preparada”.
A continuación, te presento 3 claves que te ayudarán a hacer una preparación anti-miedos:
- Ensayar delante de un espejo: imparte tu formación como si la estuvieras haciendo en realidad. Cuanto más la ensayes, más seguro estarás.
- Hacer una check-list: de todos los elementos que necesitas antes, durante y después de tu evento formativo y asegúrate de tenerlo todo a punto.
- Tener listo un plan B: Haz una lista de tus potenciales temores, de lo que te puede pasar de negativo en la escena y diseña una respuesta que te permita gestionarlo y salir airoso.
2) Lo que resistes, persiste
Durante mi vida como formadora, he aprendido que mientras más tratas de quitarte el miedo de encima o resistirte a él, más se instala y más fuerte se hace. Esto se produce porque al querer negar el miedo lo que hacemos es centrar la atención en él. Es como si ahora te pido que no pienses en un elefante rosa… ¿a qué adivino en qué estás pensando?
Si me centro en mis emociones y éstas son intensas y negativas, van a ocupar toda mi atención y a dejar sin espacio a aquello que es realmente importante: el mensaje que quiero transmitir.
Aquí te dejo 3 tips para no resistirte:
- Aceptar que la ansiedad por hablar en público es algo totalmente normal.
- La práctica hace al monje. Como todo en esta vida, hablar en público es una habilidad que se aprende con la técnica y práctica necesaria.
- Contar con una buena metodología. Ayuda mucho para construir mensajes y ofrece seguridad y confianza, que es precisamente lo que falta cuando uno siente miedo a hablar en público.
3) Cambio de perspectiva: del Por qué al Para qué
Muchas veces el miedo o ansiedad por hablar en público puede estar inconscientemente asociado a querer demostrar algo a alguien, por conseguir la aceptación de los demás, por obtener algo para llenar nuestro vacío interior, porque sentimos que si no logramos eso no valemos lo suficiente.
Cuando cambiamos las gafas con que miramos, las cosas se ven diferentes. Es decir, cuando mi foco deja de estar en el PORQUÉ y en lugar de hacer las cosas POR conseguir algo de los demás, lo cambio en PARA, por ejemplo, para ayudar a los demás, para darles algo que les falta o buscan, para ayudarlos a lograr sus objetivos, para compartir mi conocimiento con el mundo, la consecuencia será que los nervios van a desaparecer y los resultados van a ser muy gratificantes.
En conclusión:
- Céntrate en como puedes ayudar a los demás, en lugar de enfocarte en ti y en lo que puedes conseguir.
- Enfócate en el mensaje que quieres compartir y no te centres en tus emociones, tú solo eres el medio o el canal para que el mensaje que vas a comunicar llegue. El miedo, los nervios, la mala respiración es algo tuyo y que impide que el mensaje llegue.
- Tu primer y último fin ha de ser: mover almas y corazones.
4) Lo que crees, creas
El pensamiento positivo implica escoger la mejor de las posibilidades que se nos plantean. Antes de una presentación en público o conferencia, es necesario tomar conciencia de que tenemos todas las habilidades necesarias para conseguir lo que deseamos.
Por tanto,
- Ofrece a tu cerebro imágenes de éxito: visualiza todo tu evento o conferencia con todo lujo de detalles, imagina como quieres que sea todo y el impacto sobre tu audiencia.
- Domina tus pensamientos. Crea un mantra o frase que te ayude a tranquilizarte (¡yo puedo!). Elige los tuyos y utilízalos.
- Emplea música como anclaje, buscar a través de un estímulo exterior un estado emocional positivo.
5) Practica la relajación gradual y la respiración profunda
Antes de la presentación es importante quedarse 5 minutos a solas para hacer:
Un ejercicio de respiración para liberar la tensión física y centrarnos en el momento presente.
Con la respiración profunda liberamos la tensión y hacemos que se vaya la reacción fisiológica del miedo a hablar en público y por otro lado, cuando contamos esos segundos mientras respiramos centramos la mente en la respiración. Nos ponemos en el momento presente y nos metemos “en el aquí y el ahora” que nos ayuda a calmarnos. Los tiempos que aconsejo son:
- Inspirar (6 segundos)
- Mantener (6 segundos)
- Expulsar (3 segundos)
Con la respiración profunda y contando en la mente los segundos que inhalamos, aguantamos y exhalamos, conseguimos empezar la formación con aire renovado y concentrados.
6) Entra en la sala con tiempo suficiente para conocerla
Cuando vamos a impartir una formación, la sala es nuestra pista de baile y para danzar bien y seguros por ella es necesario conocerla y crear una atmosfera de armonía. Sentirte seguro en el entorno, ayuda mucho.
Si es posible, es bueno visitar el espacio con antelación y explorar lo que necesites conocer y si esto no es posible, llegar con tiempo de anticipación para situarte y familiarizarte con la misma.
Por tanto,
- Pregunta lo que necesites saber: dónde se encienden o apagan las luces, cómo funciona el equipo de sonido o proyección, los micrófonos…
- Comprueba que todo funciona y está en su sitio: Rotafolios, rotuladores, proyector, puntero…
- Aprende a manejar el equipo
También es importante asegurarse de la temperatura de la sala, que los participantes estén cómodos, confortables y con buena temperatura corporal para que puedan estar centrados en el aprendizaje.
7) Busca tus bombillas y crea lazos
Como he comentado anteriormente, una de las causas del miedo escénico es “la amenaza del publico”.
Una clave importante para romper el hielo y sentirte más seguro los 5 primeros minutos de tu intervención en público es llegar antes y si es posible, socializar y tener una conversación previa con alguno de tus participantes.
Identifica las caras amigables, aquellas personas que te brindan su mejor sonrisa “busca tus bombillas” que te generen energía positiva y conecta con ellas para generar un vínculo inicial.
Al empezar la conferencia te ayudará centrarte en esas personas con las que ya te has comunicado previamente ya que tu cerebro ha tenido una primera toma de contacto con ellas y eso hace que te sientas más cómodo y seguro hablando con ellas “ya forman parte de tu equipo a favor” y una vez que ganes esa confianza de que todo va a salir bien, ya puedes ampliar la mirada a todo el auditorio con seguridad.
Espero que estos sencillos recursos te puedan ayudar a gestionar tu miedo escénico y convertirlo en un compañero de viaje útil y beneficioso para ti.
¿Has probado alguna de estas claves?, ¿Quieres aportar alguna más?
Me gustaría que me contaras tu experiencia y que compartas este artículo si te ha gustado.
¡Te espero en los comentarios!